Llegamos a la casa del entrevistado, rodeada por la maleza de su fondo. El pasto estaba alto, como si hiciera años que nadie se encargara de cortarlo. Bajo los altos pastizales estaba la casa. Ingresamos con dificultad y tocamos el timbre. Por un intercomunicador una voz conocida nos indicó que podíamos pasar. La puerta se abrió sola y entramos. La luz era tenue, a penas se veía. Mientras mi vista se acostumbraba a la poca luz, apareció él, vestido de traje negro, como si estuviera trabajando en esos momentos para una emisión de un partido de fútbol. Nos indicó por donde seguir y ahí entramos a una habitación a la que no le llegaba la luz natural. No había ventanas, pero estaba la luz prendida. Lo primero que vimos fue en una pared un poster colgado con la selección uruguaya campeona del mundialito del 80. - Ah, los 80 - nos dijo JC con nostalgia. - Recuerdo que ahí se podía ir al fútbol y no había ningún problema. Nadie se hacía el vivo... si te portabas mal te agarraban y anda a
